sábado, 2 de agosto de 2014

No más tortolitos, hola a los malditos

Todo se termina y lamentablemente no de la manera rica de “terminar”. Y es que luego de finalizar una de esas relaciones largas donde te enamoraste y sentiste amor verdadero, o bueno eso dice uno, el cuerpo y corazón te pide a gritos volverte un maldito (por lo menos a mí).



Yo debo admitir que soy un tortolito, un adicto al amor, al que le gusta enamorarse e ilusionarse con que encontró su media naranja, es que es una sensación tan agradable… el amar y ser amado: éxtasis.

Sin embargo El Maldito  ese pequeño ser amorfo y cochino sale apenas te quedas solo y no te deja ser aquel ser adicto al amor, arrasando con todo, pero con la particularidad de conservar ciertas cosas de aquel tortolito, por ejemplo el caballero se mantiene, el romántico se mantiene, el tierno se mantiene, lo que le conviene a uno para conquistar a cuanta subversiva con pelo se atraviese, se mantiene.

Por ahí hay un dicho bien interesante: en la variedad está el placer (que seguramente inventó un maldito) y para encontrar placer y con esto me refiero a amor, hay que probar de todo, desde lo maluco, hasta lo más apetitoso para saber que en realidad no te gusta lo malo y si lo bueno o… tal vez y más interesante al revés ¿me equivoco?

Por eso no es que uno salga con muchas, ni que sea un perro, sino que uno sale con muchas y es un perro, no hay justificación, es que simplemente en ese impulso egoísta de querer estar enamorado de nuevo, pero te das cuenta que aquella bella mujer sobre su cama con colchón súper especial de tecnología de la NASA, o eso dice ella,  sigue siendo otra subversiva más y que le dijiste algunas cosas que pensaste sentías, pero que en realidad no sientes y que ya para deshacerlas quedarás categorizado por ella, sus amigas y las amigas de sus amigas por los siglos de los siglos, como un maldito.

Es en realidad triste esto, una mujer dice que se equivocó con esto y para nosotros queda como algo normal, “cometió un error, que pesar está confundida” pero vaya a que uno haga eso… se vuelve el peor hombre de la humanidad.

Sin embargo El Maldito, por más maldito que sea nunca enamora a nadie, posee el RDL o Radar Detecta Locas que le advierte, para su seguridad, cuando debe dejar las cosas quietas.  Además siempre plantea la situación desde el inicio y de una manera disimulada y sutil como caracteriza a los malditos “vea yo no quiero novia si quiere salimos sin compromiso”.


El papel de los malditos es existir y ser “malos hombres”, tal vez para que por fin las mujeres aprendan a valorar y a apreciar a los tortolitos, lo que no sabe la gente es que después de ese desespero y acelere por sentir amor de nosotros los malditos, entramos en una época en la que se pierde la fe y cuando menos pensamos, aparece la mujer que le endereza a uno el mundo, lo amansa y lo devuelve a ser un tortolito. 

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